Juan Montalvo

Juan María Montalvo Fiallos (Ambato, Ecuador, 13 de abril de 1832 – París, Francia, 17 de enero de 1889) fue un ensayista y novelista ecuatoriano. Su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los dictadores Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintemilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, en la que criticaba a la dictadura de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra. Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Entre sus ensayos destacan Siete tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió una secuela de Don Quijote de la Mancha, llamada Capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Murió a causa de una pleuresía en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en un mausoleo en Ambato.
Obras
Montalvo era un idealista y le desagradaba la realidad política del Ecuador. Fiaba de la moral y de los principios como base del funcionamiento de la nación, y le preocupaba mucho destacar la importancia de las dotes morales de los políticos, cuando en realidad tanto los conservadores como los liberales tenían defectos. Por eso el profesor Louis Arquier afirmó que “Cada vez que habla de política el articulista se enfrenta con una contradicción, el tema le atrae y le repele a la vez”.58
Montalvo era muy respetuoso de las leyes, pero le molestaba el hecho de que algunas fueran injustas. En El Cosmopolita atacaba a los legisladores que creaban o derogaban leyes a su conveniencia:
Un diputado tiene las mercaderías en camino para la aduana, proyecto de ley rebajando los derechos anexos a esas mercaderías. A la nación le importa esa rebaja. Otro diputado es dueño de una fábrica en que se elabora cierto artículo, proyecto de ley reduciendo la pensión impuesta a ese artículo. A la República le importa por entonces aquella reducción.59
También despreciaba la tiranía, a la que se refería, entre otras formas, como "el abuso triunfante, soberbio, inquebrantable"60 En su opinión, para que haya tiranía necesariamente debía haber un pueblo dispuesto a soportarla, ya sea por timidez o apatía; así, el pueblo era tan culpable del establecimiento de una tiranía como el mismo tirano. Su posición liberal le llevó a oponerse a cualquier régimen que no haya sido elegido por sufragio, aunque llegó a oponerse al voto popular si el país no gozaba de sus libertades.61
Respecto a los derechos de las personas, defendió en varias ocasiones los derechos de la mujer. También defendió los derechos de los indígenas y los negros, más por su idea de igualdad de todos los hombres ante Dios que por simpatía hacia ellos, pues probablemente tenía prejuicios raciales.62 Consciente de la gran responsabilidad que pesaba sobre los intelectuales con respecto de los problemas sociales de los indígenas, afirma:
No, nosotros no hemos hecho este ser humillado, estropeado moralmente, abandonado de Dios y la suerte; los españoles nos lo dejaron, como es y como será por los siglos de los siglos.63
Montalvo en pocas ocasiones se refería a los militares. Pensaba que la historia y la guerra son inseparables y se limitaba a discernir entre guerras justas e injustas. Asimismo, como hombre de su época no permanecía insensible ante el aspecto heroico de las luchas y la grandeza que hay en despreciar la propia vida en aras de
No hay comentarios:
Publicar un comentario